Tuesday, August 1, 2006

Baila Cachaco!

¡Baila cachaco!, ¡Parece cachaco!, ¡Baila!, ¡Muévete! Esas eran las flores que me llovían mientras desfilaba por la Vía 40 durante la pasada Batalla de Flores a la que asistía después de diez años de ausencia, durante los cuales de vaina participé en los remedos del Carnaval que nos inventábamos barranquilleros nostálgicos, ya sea en la Atenas Suramericana o en algún bailadero latino del Bronx.
Yo iba desfilando y alzando el codo constantemente, y no como parte de una comparsa o al ritmo de la tambora, sino por efecto de varios fondos blancos de ron blanco. Desfilaba sabroso, planeando por la calle a distintos compases, buscando esa brisita que aplacara un poco el efecto del sol de la una de la tarde rechinando en el pavimento, mamándole gallo a la gente, y sacando fuerzas para terminar la odisea. En fin, intermitentemente, cuando estaba empinando el codo, y cogiendo un segundo aire para aguantar el kilometraje de ron, danza, color y calor, de pretil a pretil me llovían los insultos de ¡baila cachaco, muévete!, y como perrito regañado me fajaba de nuevo y buscando la conmiseración de mis implacables jueces, gritaba ¡guepajé!, ¡guepajé!
Apenas escuchaba un “¡baila cachaco!” era como si me hubieran puesto ají no sé dónde. El guardado y bien enseñado pique generacional contra la gente del interior empezaba a salir por todas las gargantas de los asistentes a los palcos (los de 5 barras eran los peores), ocasionando en mí un corto circuito bailable, el cual duraba cada vez menos tiempo. Se podía considerar casi un comentario busca-pelea... el cual al sólo sugerir la idea de no haber nacido en el Caribe era la gasolina necesaria que necesitaba para delirar con mi “swing” en la Vía 40. La gente en coro lo gritaba, sonriendo, ya que ellos también sabían el dolor que puede infringir su mofa y más a un barranquillero en medio de un desfile de Carnaval.
A pesar que aún en julio estoy todavía lamiéndome las heridas a mi ego caribe por la experiencia carnavalera pasada, no voy a echarle vainas a mis coterráneos por confundirme con un cachaco, ni voy a juzgar si éstos bailan bien o mal... si pueden mover los hombros o no... si la mayoría de ellos no conoce el mar, y si es cierto aquel mito de zapatos y jabón para ir a la playa. Reflexiono acerca de esto a 2.600 metros más cerca de las estrellas y más lejos del mar, chapaleando constantemente para no ahogarme, no por el exceso de agua, sino por la falta de oxígeno.
Con el perdón de mis amigos y amigas del altiplano, decir que alguien baila como cachaco, es decirle de forma bonita: “por favor retírese de la pista de baile y tome clases de swing”. Por otro lado, decir que uno es costeño, automáticamente lo mete a uno en la lista de los mejores danzarines del planeta o que baila arrebatao. Total, creo que deben existir algunos cachacos que sepan mover el esqueleto, así como costeños que sean unos catres al moverse... Pero la cosa no se detiene en esos prototipos regionales, sino en la obsesión por bailar y ver bailar.
Previendo esto, en la educación casera costeña, aparte de aprender a cepillarse los dientes, saber cuando masticar y hablar en la mesa, saludar cuando hay visitas, es indispensable intensificar las clases de baile con la mamá, cuando como en mi caso no se tiene hermanas. Aún recuerdo el ver a mis hermanos soportar una hora de baile con mi mamá antes de una fiesta. Yo también pasé por las mismas y me burlaba también diciéndoles que bailaban como cachaquitos, pecado que pagué con creces en el Carnaval pasado.
Escribo esto, tarareando la canción de Joe Arroyo ‘Barranquillero que baila arrebatao’, y la tarareo por su moraleja. El barranquillero siempre está mamando gallo, irrespetando con gracia el establecimiento. Hace comentarios picarescos y se queda mirando con una sonrisa socarrona esperando la reacción del otro. Es suspicaz en su sarcasmo y creo entender por qué el barranquillero baila arrebatao: Para que no exista duda de su origen y que por ningún lado se le salga el cachaco, y para impedir a toda costa que en el Carnaval, su fiesta cumbre, lo levanten a gritos de ¡Baila cachaco!, ¡Parece cachaco!, ¡Muévete cachaco!

Zaloart@yahoo.com

4 comments:

Ago Zalsa said...

Estimado Gonzalo,

Has entrado a comentar sobre uno de los temas mas dificiles que hay en nuestra ciudad, Barranquilla. "Baila Cachaco" nojoda, es mejor que le mienten a uno la madre. No solo te dicen que bailas mal sino que ademas eres cachaco. Nada encontra de los cachacos, pero mucho encontra de su cultura.

El barranquillero tiene una forma de ser peculiar, dentro de los insultos aprende a manejar la mamadera de gallo. Si es un insulto que te digan "baila cachaco" y mas en plena batalla de flores, pero asi como uno se rie, ellos se rien cuando tambien les devuelve el insulto con otro grito "son cachacos, son cachacos" hacia la tribuna. O acaso el saludo mas comun en nuestra ciudad no es, "aja, caradeverga, que mas?" El carino y la mamadera de gallo va de la mano con el insulto, es la expresion mas grande de confianza.

Lo lindo de esto, es que solo el Barranquillero lo logra entender. Te recuerdo en esa misma batalla de flores, un caleno que participaba de nuestra comparsa, me dijo, me gritan cachaco todo el dia, yo no soy cachaco soy caleno. El no entiende que el insulto de "cachaco" no es personal, y tiende mas hacia cualquier cosa que no sea barranquillero. Hey...yo soy paisa...CACHACO....yo soy de bucaramanga....CACHACO....

Lo peor es que el que menos lo entiende es el pobre cachaco, que ve su apodo gritado por todos lados. Alguna vez te has puesto a pensar lo que se podria marear de tanto voltear de lado a lado un cachaco en un carnaval oyendo los gritos de "cachaco", "baila cachaco". Ellos nunca podran entender una mamadera de gallo, miles de veces he tenido que pedir disulpas poruqe al sentirse ofendidos, salen a defenderse y a gritar cuando uno lo unico que queria era producir un par de carcajadas.

Pero bueno, a todos nos gritaron "baila cachaco" y todos, sin fuerzas ya, comenzabamos a bailar como si acabaramos de comenzar la carrera. Nuestros "reguladores" nos obligaron a realmente aprovechar y vivir la batalla de flores a su esplendor a bailarnolas completa, les doy las gracias. Eso al fin y al cabo es lo importante. Sin ellos tal vez, no la hubiera gozado con esa intensidad y con la alegria que lo hicimos.

Compadre, el ano entrante estaremos ahi nuevamente. Caminaremos, descansaremos, tomaremos buen ron blanco, y bailaremos hasta que no podamos mas. Si fallamos, tendremos a la "policia" recordandonos, "baila cachaco", a lo que fuimos y nuestro deber en ese momento de la vida. Acuerdate, a nadie le quitan lo bailao, asi sea a punta de gritos.

Saludos,

Ago Zalsa

Nota: Barranquillero que baila arrebatao, es original de Fruko y sus Tesos, aunque probablemente si la cantara Joe Arroyo durante muchos anos.

juliannarana said...

Además de que mencionaras esto, reitero en que a los cachacos no sólo se nos conoce por nuestro supuesto desconocimiento del "buen bailar" , sino que también como individuos fríos, sin humor, malos para tomar y otro sinfín de clasificaciones que en ocasiones resultan hasta insulsas. muchas veces relacionado con el inclemente clima del altiplano.
De cualquier manera, supongo que viviendo en Bogotá te has fijado en lo equivocados que están muchos de los estereotipos que se nos han fijado. Particularmente no me molestan algunos de ellos por que en realidad, y para ser sincera, muchos pueden llegar a ser ciertos. Afortunadamente creo que nos hemos deshecho de muchos de ellos con el tiempo.

Quisiera algún día ser cercana observadora, y quizá, hasta participante de un carnaval. Hasta el momento nunca lo he podido hacer y quisiera hacerlo. Por lo que escribes y lo que comentan arriba, es full fiesta, no? Costeños y cachacos, nos podemos divertir todos....

Finalmente puedo asegurar, que también como cachaca conozco varios estereotipos costeños, y hasta mitos, que espero en un futuro no muy lejano llegar a verificar...

Eche, yo. said...

Esa es una ofensa bien hijueputa. Recuerdo que una vez se armó una pelea bien cruel porque un mansito de aquí de Cartagena, le decía así a otro de San Juan, que era bien blanco y mono, por tener además un carácter así como introvertido y cometer "cachacadas" a cada rato, que no consistían simplemente en adornar las vainas como "ir al baño" por "cagar", "dar a luz" por "parir", etc. Total un día el man se cabrió, aburrido de la mamadera de gallo del man, se pasó de la raya el otro y el sanjuanero le metió troooooonco de recta, de esas "secas", jajajajaja, y ahí se formó la primera y última pelea del salón, que se ufanaba de ser el más unido, ordenado y estudioso del salón. Después de eso, se hicieron cule amigos, que después de varios años de dejar el colegio, siguen viéndose.

¿Quién iba a pensar que una palabra diera tanto peso como ofensa?

Nota: Joe Arroyo estuvo en la orquesta de Fruko, después se abrió el vale en solitario.

penso said...

La verdad me estoy rrobando un tiempo de mi trabajo para escribir este comentario, pero como es de barranquilla lo tengo que hacer. Soy de barranquilla y el hecho de que me llamen cachaco no me deberia ofender en varias cosas pero en otras si. Tengo dos compañeros que se fueron para la nevera y de vez en cuando converso con ellos les digo cachacos y se ofenden mucho, debe ser por que el ser cachaco representa muchas cosas contrarias a lo que es un barranquillero.