Tuesday, June 24, 2008

Pa'dentro

“Lo mandaron a mirar pa’dentro” refunfunaba algarete uno de los cientos de mototaxistas que curiosiaba la escena mientras se alejaba del area acordonada. Me miro fijamente, buscando rebotar sus ideas, puntos de vista, palabras de sabiduria con las mias; se encontro mas bien un hoyo negro donde sus impresiones del suceso serian esterilizadas, y analizadas con el microscopio de la curiosidad reposada.

Al escuchar que “lo habian mandado a mirar pa’dentro”, pense que iba a asistir a los cien metros de nado sincronizado del primer hombre topo. Me imaginaba que iba a ver el espectaculo de un hombre que se habia zambullido en una de las tantas islas de tierra en este agobiante y creciente mar de cemento. Pense que me lo iba encontrar nadando, en un hueco descomunal esquivando raices de robles y matarratones, tuberias de gas y de agua, desplegando la fortaleza de sus brazadas, mientras aparecia triunfante en una islita de tierra usada en algun momento para jugar bolita’unita. Al hombre que lo mandaron a mirar pa’dentro, ya no tenia que esconderse para hacer gargaras con los punados de tierra que se robaba de poteras llenas de trinitarias; ahora tenia la libertad de excavar, nadar debajo de la tierra, pataleando sin cesar y sin limpiar las fachadas de las casas que ensuciaba.

De pronto no era un hombre topo lo que suscitaba tal romeria, sino alguien haciendo alguna meditacion transcendental encima de clavos o algo asi, ya que lo habian mandado a mirar para dentro. La romeria al parecer estaba atenta a este suceso, unico en el planeta. Las versiones de los hechos iban y venian, un telefono roto que atraia mas y mas gente. El tumulto se aglomeraba alrededor de la calle, respirando con el pasar de los minutos. Camarografos, desempleados profesionales, sapos y lisos vociferaban veredictos e hipotesis, mientras los curiosos (incluyendome) alimentaban su imaginacion con los restos de conversaciones sueltas.

“Lo iban a atracar, y le salio mas bravo”, “Se bajo al man, mientras hirio al otro”, “ el moreno grueso de la moto negra se habia metido en la casa antes”, “el compadre del que se bajaron era policia” eran varias de las versiones que se ventilaban, mientras intentaba sin suerte ver lo que habia ocurrido Al camuflarme entre la muchedumbre curiosa vi que no habia un hombre topo, ni alguien meditando, sino mas bien la imagen imaginada de un cadaver tirado en el piso que nadie pudo ver. Las dos cuadras se cerraron, saboreando la curiosidad de ver a alguien que estaba mirando para adentro.

Aprendi que el mirar para dentro, requiere de un grado de serenidad sumamente alto. Es necesario quedarse inmovil, hacer fuerza para que que el Corazon deje de bombear, para asi poder admirar aquello que no se puede ver con los ojos. La curiosidad era contagiosa…todos querian (queriamos) ver al muerto desde una distancia prudente; todos querian mirar con sus ojos lo que estaba afuera, para sentir de manera un poco morbosa lo cerquita que se esta de la muerte. El muerto – en este caso un ladron salao- se convierte en la diva , en el visionario, en el iluminado que despierta envidias, por que por fin sabe que se ve al mirar pa’dentro.