Saturday, February 6, 2010

La Venganza de Diderot


Intento infructuosamente de imaginarme el mundo antes de la Ilustración: sin  enciclopedias, internet, wikipedia, google, que puedan corroborar hechos y ofrecer así sea de manera escueta, soluciones y respuestas a un mundo de constantes interrogantes.  En ese antiguo mundo me imagino que se recurría a la sabiduría de aquél quien tuviese más canas, para aclarar cualquier duda; con una mezcla de Alzheimer, mala memoria e imaginación, los viejitos desempolvaban sus plumas y respondían lo que se les viniese a la cabeza. Esta sentencia era acatada, ya que no había otras fuentes de conocimiento disponibles.

Prueba del poder de las canas, es el legendario Ponce de León, quien organiza una expedición en busca de la aclamada “Fuente de la Eterna Juventud”.  Herodoto y Alejandro Magno habían hablado del riachuelo de Bimini en la antigüedad, y con las ganas de quién anhela juventud eterna, organiza y emprende expediciones en lo que hoy se conoce como “La Florida”.  El pobre Ponce de León, con una imaginación vivaz, sediento y ojeroso, veía con recelo a cuanto niño se le aparecía, y con cautela los entrevistaba para indagar la ubicación de la fuente del codiciado riachuelo. Hacía gárgaras de malaria en cuanto pozo visitaba, deteniéndose a ver si las arrugas se le disipaban en los dias a seguir, y asi, las tertulias alrededor del tema alimentaban un mito que se engordaba sin piedad, seduciendo a las garrapatas de la imaginacion.

Qué dicha poder participar en una de esas tertulias, en donde la realidad y lo imaginario se disfrazan continuamente. Asi como Ponce de Leon, Ursua, Pizarro y Cortez se desbocaron en busca de “El Dorado”.  Marco Polo desafio un mar plano, cundido de serpientes marinas gigantes para descubrir las Indias, y asi innumerables valientes sin Blackberry o Iphone, se comieron el cuento enterito, basaron expediciones en datos no verificables o constelaciones, para tristemente descubrir que el mundo imaginario era lo unico que bastaba para motivar expediciones en el mundo real.

Es dificil concebir que expediciones de tal magnitud se generaran buscando algo, que al menos hoy, resulta tan chistoso y absurdo como una “Fuente de la Eterna Juventud” o “Atlantis”. Mientras crecía, las dudas me las disipaban mis padres y abuelos, quienes eran una fuente incontenible de conocimiento. Si las canas no disipaban las dudas, estas eran aplastadas por el peso implacable de uno o dos tomos de la Enciclopedia Britannica.  Como las enciclopedias eran aparatosas para transportar, muchas veces el saber era reemplazado por aquello que se veía en las películas o en television. Y asi poco a poco, el conocimiento se fue despegando de las personas (con o sin canas) y se fueron aferrando a objetos inanimados como televisiones, libros y otros aparatejos.

Hoy en día el espacio para adornar los cuentos, para hablar “paja” o tertuliar, cambia con la aparición del iphone y el blackberry, los cuales ofrecen una expedita y aparentemente veraz respuesta a todo lo imaginable.  La controversia con respecto a alguna fecha, astro planetario, significado de una palabra, amante de  presidente, se puede aplastar con una búsqueda que demora entre 1.8 y 5 segundos, dependiendo de qué tan buena sea su conexión.  Hacer un crucigrama es una papaya, memorizar fechas y lugares ha quedado obsoleto, imaginarse lo que está pasando en otro lugar ya no es necesario, asfixiando la tertulia, el escepticismo y la controversia, que tanto ilumino y emborracho a Ponce de Leon y sus secuaces.