Saturday, May 14, 2011

Viacrucis de un Hincha

Creo que fue a Miguel Bosé a quien alguna vez le escuché decir que “uno es de donde vivió su infancia”. Crecí en Barranquilla y desde niño fui hincha del Junior. No fue por ósmosis que me convertí, sino fue un proceso paulatino de varios años.
Mi papá me llevaba al Romelio a ver a los tiburones mientras lamía paletas multicolores y aprendía a entrenar la vejiga por lapsos de 45 minutos. Las trotadas de Elías Chegwin alrededor de la cancha, la emoción de cantar y escuchar el Himno de Barranquilla y la lluvia de insultos y mentadas de madre en el estadio, junto a uno que otro gol, adornan esas memorias de infancia.
Cuando ya tenía edad para comerme mi primer trío de butifarras sin supervisión adulta, las idas al Estadio tenían un atractivo especial. Era todo un suceso que se adornaba con cualquier triunfo del equipo tiburón. Junto a varios amigos, desarrollé la facultad de patearme partidos por radio y estar atento a las entrevistas y comentarios antes y después de los encuentros lo cual me permitía además tener tema de conversación y amistades futbolísticas por al menos una semana antes del próximo partido. Como bonificación, ser juniorista me daba carta blanca para escaparme de ir a Misa los domingos. Coca-cola mataba tinto.
Si se perdía o se ganaba era de cierta forma irrelevante, ya que ser hincha del Junior incluía serlo también de Barranquilla. En estos últimos días amigos y conocidos me han preguntado si vi el clásico; yo pensaba que hablaban del fiasco de cuando perdimos contra Itagüí o Caldas, o el empate triste contra Jaguares.
Y no, se referían a los partidos entre el Barcelona y el Real Madrid. Me resulta curioso que ellos son ahora seguidores del Barcelona, Manchester United, Real Madrid, Inter, la Juve, equipos que en su gran mayoría sólo conocen por televisión, Wikipedia o Google. Me pregunto qué proceso hubo, qué ritual de iniciación se siguió para que se convirtieran en apasionados partidarios de esos equipos foráneos. Para Shakira fue fácil, su novio ahora juega en el Barcelona.
La mamá del Palomo Usurriaga será por siempre admiradora del Independiente de Avellaneda. Un argentino recorrió La Arenosa en Transmetro y le gustó tanto, que decidió convertirse por añadidura también en fanático del Junior. Algunos puristas del fútbol, hijos de mejor madre, dicen que son partidarios del Madrid o Barcelona ya que es agradable para la retina ver jugar a los equipos europeos.
Otros muy posiblemente de forma secreta se la tiran de ser hinchas para tener de qué hablar el lunes al llegar al trabajo o para justificar unas supuestas horas de almuerzo más largas disque atendiendo clientes. Para otros, propensos a la pastelería, les resulta más atractivo ser seguidores de equipos que ganan campeonatos y aparecen en la carátula de videojuegos. Sea cual fuese la razón, esta diáspora de nuevos fanáticos se la pasan siguiendo equipos que nunca han visto en persona.
Ser hincha del Real Madrid o del Barcelona es fácil. Serlo del Junior es más difícil; implica todo tipo de malabares para revivir una infancia perdida así sea por tan sólo noventa minutos a la vez…

No comments: