Saturday, July 19, 2014

Del Que Diran...

Si Colombia, la nación, la madre patria fuese moldeada en una persona de carne y hueso, muy posiblemente sería una de esas figuras preocupadas por el “qué dirán”. Nerviosita entraría al Salón de las Naciones Unidas pendiente de lo que cuchichearían Francia y Bélgica. Se levantaría todas las mañanas y con prisa abriría la sección de Sociales del periódico para ver si figuró o no, si estaba en algún listado de los “top 5”o si alguien habría hablado mal de ella. Estaría atenta a ver si España la volteó a mirar, si Estados Unidos la invitó a la fiesta del próximo viernes o ¿de qué se estaría riendo Nicaragua?
Se mantendría siempre muy atenta en su vestir, modales y comportamiento ya que tendría que cuidar la imagen arrugada que con tanto esfuerzo le había tocado planchar durante los últimos años, habiendo superado–supuestamente– una adolescencia e infancia traumática, en donde la tildaban de periquera, corrupta y violenta. En cambio ahora, caminaba erguida, rehabilitada en su autoestima y orgullosa de haber dejado atrás esas “cosas del pasado”.
En su infancia, sin entender por qué, adoptó el lema de “perder es ganar un poco”. A pesar de su esfuerzo, nadie quería visitar a una infante bipolar violenta y volátil. Para colmo de males, eran pocos los países que querían invitarla a jugar. Todos le temían y desconfiaban de sus mañas. Maquillaba con biodiversidad, aroma de café y una sonrisa al animal rabioso que dormitaba dentro de ella.  En su soledad forzada, tuvo que someterse a 100 años de terapia psicológica para poder reconciliar sus múltiples personalidades. El trauma de no poder entrar y jugar en la casa de Estados Unidos y Europa, de que fuese cuestionada, husmeada y el que chismosearan de ella lastimó durante mucho tiempo  su orgullo.
Hoy, supuestamente superado el complejo de inferioridad, Colombia es toda una coqueta. Se hace la sorda con las resoluciones de La Haya, corrige con elegancia cuando escriben “Columbia” y no Colombia, firma TLC´s con cualquiera que le pique el ojo, pelea y se reconcilia con sus vecinos al instante y se auto medica con goles, reinas y música el reflujo de corrupción y violencia que aun le queman su garganta. Es hipersensible a cualquier comentario o crítica que le hagan y mientras que a otros países les queman las banderas, Colombia está atenta al tono,  la forma y fondo de todo lo que digan de ella – desde modelos, presentadoras, hasta exdirectores técnicos y comentaristas de fútbol. Es de esas que perdona pero nunca olvida…
Al regresar de su jornada laboral, se quita el maquillaje, la pestañina, se da un baño caliente, se mete en su cama y se conecta en Facebook. Leer noticias positivas acerca de ella le sube el ánimo…Revisa los “likes” en su perfil. ¿Quién es la modelito que la mencionó en Twitter? ¿Ya se excusó la embajadora de Unicef, Nicolette Van Dam quien tildó de drogadictos a nuestros mejores futbolistas?
¿Será que a Will Smith le gustó la lechona en Ibagué? –ojalá que si– ¿Figurará nuestra Patria en algún nuevo listado de popularidad, mujeres lindas, felicidad, biodiversidad o de crecimiento económico? Y ¿a pesar de todo eso, se continuará preocupando por el qué dirán?...

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