Saturday, November 25, 2006

V.I.P

Very Important Person. Persona muy importante. Ahora todo el mundo quiere ser importante. Figurar en periódicos, revistas, ser atendido como realeza, etc. Los conciertos, bares, discotecas ofrecen unas especies de jaulas con muebles incómodos en donde se promete garantizar el estar aislado de la plebe y en cambio “gozar” de la compañía de personas importantes de “verdad, verdad” o en su defecto con algunas artificiales y momentáneamente importantes.

En un país acosado por un sentimiento de inferioridad, al no tener reyes, príncipes o princesas para lambonear, se ha recurrido a múltiples concursos para exaltar las ganas de tener a alguien con trono o corona. Reinas de los más variados productos agrícolas y minerales: Desde reinas de frutos exóticos como el borojó y la cañandonga, hasta del carbón (¿me pregunto si hay de la caprolactama y del cucayo?) Reinas del bambuco, sanjuanero y del dividivi. Reyes vallenatos, Reinas del Carnaval y Reinas de Belleza, y hasta del Despecho. Si se analiza bien, es una cultura que busca tener sangre azul, tener sirvientes que prueben la comida para verificar que no esté envenenada, y que se nutre y alimenta de leyendas alrededor de la mesa del Rey Arturo. Lo que importa es coronar. Coronar sin que lo coronen a uno.

Volviendo al concepto V.I.P. y las ansias por coronar, ¿coronar que?. Aquellos que no estamos en la jugada para ser rey o reina, nos toca lidiar con el concepto V.I.P. Las zonas V.I.P están generalmente cerca a una tarima en donde se puede apreciar mejor un espectáculo, o muchas veces aislado de la chusma. Y por chusma, para usar palabras del Chavo del Ocho, me refiero a todos esos mortales que no quieren, ni se desvelan por comprar una importancia artificial efímera. El V.I.P. ofrece ese sentimiento de felicidad prestada por no hacer fila, por sentir que somos el ahijado de algún rey extinto. Qué delicia. Qué placer, el poder despegarse de aquella realidad aburrida y como burbujitas de champaña flotar entre la crema y nata, creada también artificialmente.

Como está de moda el concepto, no me sorprendería ver V.I.P.’s en recintos destinados a actividades diferentes a espectáculos. Quizás las aulas de clase puedan tener zonas de este estilo para niños aplicados o soba chaquetas. Iglesias podrían tener una zona V.I.P. para aquellas personas que más rezan o que más diezmos dan. Quien quita que para pagar impuestos, cuentas en Bancos se instale una línea V.I.P. para los que pagan a tiempo, mientras el resto de morosos sudorosos espantan moscas con sus recibos vencidos. No me extrañaría que muy pronto empiecen a proliferar zonas V.I.P. en comederos populares donde se ofrezca a los distinguidos comensales alternativas como chicharrones depilados con láser, sopas de mondongo con aroma de Chanel No. 5 o bollos de yuca completamente orgánicos. La importancia hay que crearla de manera artificial; poner un avisito, establecer una regla insulsa, enjaular una zona, poner un guardia de seguridad, inventarse una baranda…qué se yo.

Con la construcción de un muro extenso en la frontera entre México y Estados Unidos, este concepto de V.I.P. adquiere su máxima expresión. Los gringos no quieren tanto chilango deteriorando su idioma, limpiando platos, ensuciando sus costumbres anglosajonas establecidas. No se quieren contaminar, y la solución es construir un paredón de 6 metros de alto. El concepto del V.I.P es en cierta manera lo mismo. Una separación, una segregación, un apartheid mas bien económico. Para ser importante se necesita plata. Para ser importante se necesitan las ganas de ser importante. Por eso ya no sólo hay V.I.P.’s, sino súper V.I.P’s, V.I.P., Platino, Oro, Diamante. Falta todavía que se inventen un V.I.P. Kriptonita únicamente para multimillonarios, o súper hombres diferentes de Clarck Kent. Esta segregación artificial y arbitraria incentivada y estimulada por la promesa de una foto con nuestro Jeep Set que se muere de ganas por que lo retraten rodeado de la farándula criolla, o por el placer de estar a cinco mesas de alguien verdaderamente importante, es lo que mueve a nuestra realeza de agua dulce. Reyes y reinas sin corona y sin blasones, sin súbditos, sin reinos, sin ejércitos, sin nada y autoengrupidos en su fugaz y efímera sensación de sentirse importantes.

3 comments:

Dasha said...

Hola, por lo general siempre leo tus columnas en El Heraldo, esta... simplemente me pareció un fiel reflejo de nuestra realidad, muy acertado cada comentario y conclusión.

Anonymous said...

Gonzalo,
desafortunadamente en Barranquilla esto se ve muy amenudo por como esta dividida la ciudad. Yo soy de extrato tal, y por ende tengo derecho a tal cosa. Yo vivo en el exterior, y aveces bromeamos entre mis amigos Barranquilleros ah como yo estudie en el tal colegio yo soy extrato tal, o si hacemos algo no hacemos comunmente, ah perdiste el glamour. Cada dia los extratos al igual que considerarse VIP es algo que vemos mas a menudo por que nosotros mismos lo hemos permitido, que si la rosca, o por la simple pereza de esperar. A todos nos gustan que nos traten bien, pero muchos se les suben las nubes porque muchos les besan el culo por tener un buen apellido o por ser familia de sutano de tal. Me acuerdo que cuando ingrese a la universidad del norte, al decir que me gradue en el parrish, no me hicieron ni examen, ni me pidieron las pruebas del icfes. pero cuando vienes al exterior estas constantemente acostumbrandote a las entrevistas y como actualizar tu hoja de vida para poder obtener el puesto, o para poder ingresar a la universidad. Aqui el gerente es tratado igual que a la secretaria. Cualquiera tiene la facilidad de tener un carro caro y lujoso como los que se hacen millones al ano. Pero todo es una aparencia, y eso no hace a la persona. Yo he llegado a ser la gerente de la compania donde trabajo no porque sali del parrish o me gradue de la norte, o porque mi familia es de renombre en colombia, si no porque he demostrado mi capacidad para llegar a donde estoy.
Lamentablemente en COlombia el uso del VIP es solamente para que la gente les bese el culo, y se sientan bien, pero al final del dia no pueden decir que obtuvieron las cosas por su esfuerzo si no por su influencias. Son personas que estan acostumbrados a que todo se lo hagan y no saben que es la paciencia ni lo que es esperar.

Eche, yo. said...

Efraím Medina tiene un escrito en el que trata un tema parecido a éste. Todos quieren.