Thursday, November 30, 2006

La Visa Para el Gordo

Hace unas semanas en Venezuela prohibieron el ingreso de Santa Claus o San Nicolás. Las oficinas de inmigración tienen la foto del gordito pegada en cada ventana. Se dio a las autoridades la tajante directriz de negarle la entrada y decomisarle en la aduana cualquier mercancía. Tienen la orden perentoria de enviar sus renos a un zoológico y de remate, por si las moscas, taponar las chimeneas existentes en las casas. Al pobre gordo le quitaron la visa venezolana, y se la han extendido a tres árabes que montan en camello. Dicen que es para promover la política anti-yankee del país vecino y congraciarse con los Reyes Magos de Oriente.

En Colombia no existe veto alguno a Papá Noel. ¡Es más, a punta de Nieve Navideña, desde noviembre se le empieza a dar la bienvenida! A pesar de estar en el Caribe Colombiano, se vende una especie de espuma envasada en aerosoles con la cual rocían superficies de ventanas, techos, y paredes incandescentes por el sol tropical. Ese poco de nieve, quizás tiene el objetivo de engañar a San Nicolás y a su manada de caribúes en la improbable eventualidad que atraídos por la artificial blancura, se les dé por pasar por nuestras caribeñas tierras.

Lástima que no existan chimeneas en el Caribe por donde pueda entrar Santa Claus a nuestras casas. Lástima. Para compensar, tenemos un pino de plástico como arbolito de Navidad. El árbol de Navidad original, un evergreen, (siempre-verde), se tala, y se le lleva a la casa impregnando todo el espacio con su aroma. Acá se le saca del cuarto de San Alejo, se arma con instrucciones bilingües y se le meten un poco de luces chinas. Los arbolitos en el hemisferio norte duran uno o dos meses; acá, hasta 50 anos y están hechos de un plástico no biodegradable y de vida eterna, resistente al calor, al comején y a las polillas. Vive apretujado en una caja guardada en el cuarto de San Alejo, durante 11 meses del año, y cuando se saca impregna la casa con un aroma a guardado. Ese es el olor de la Navidad gringa en el Caribe.

Para brindarle una calurosa bienvenida a San Nicolás, se arreglan las casas con un montón de matas puntiagudas de plástico, moños rojos, bolitas de oro, y para rematar, muñecos de nieve. Tres bolitas de raspao sin sabor con caras felices adornan los espacios a una multitud de personas que no conocen ni conocerán la nieve y ni la quieren conocer. Para promover la Navidad en Centros Comerciales y almacenes, tienen dobles de San Nicolás flacos y morenos, algunos con el tufo característico que deja el Ron Blanco, riéndose Jo, Jo, Jo, y así el espíritu navideño criollizado se esparce por la ciudad.

Para la cena, mientras San Nicolás esquiva con su trineo los goleros que merodean el aeropuerto, se sirve pavo en muchas casas. El pavo, que es un pollo grande, se ofrece con unas salsas dulces para enmascarar lo sobrio de su sabor. Al pavo se le arregla con manzanas, uvas y otras frutas no vernáculas, para que visualmente se vea apetitoso… cumple la misma función que la navinieve para el paladar. Ah sí, y todo se pasa con Coca-Cola…

Esta es la Navidad que más se parece a la de las películas gringas. Faltaría incorporar la bufanda y los guantes, y comprar mucha, pero mucha navinieve. Ojalá que ningún niño lea esa columna, pero la verdad es que nadie va a venir: Ni un gordo volador, ni tampoco tres manes montados en camello. En esa espera ficticia de unos extranjeros, lo importante es compartir en familia, acompañados de vecinos y amigos, la tradicional fiesta magna de la cristiandad. Ésta no es una crítica xenófoba, más bien es un llamado a ampliar el concepto de celebración para que no esté regida únicamente por símbolos que no tienen nada que ver con nuestra idiosincrasia.

Siguiendo la tesis de un amigo, en una época de calor humano, de unión familiar, es más apropiado festejar la Navidad con un sancocho de guandul, hayacas, pasteles trifásicos, que con el insípido pavo, y definitivamente un pesebre autóctono, lleno de palmeras, daría más sentido de pertenencia a la celebración de la Navidad. Por mí que no sólo no le den visa a Papá Noel, sino tampoco al pavo.

1 comment:

Anonymous said...

Gonzalo,

La navidad para muchos es la ocasion perfecta para reiunirse con toda la familia, y compartir lo que en 11 meses no se pudo compartir. Es la epoca del ano donde se confunden muchos sentimientos, de alegria, de tristeza al igual de anoranza. Llevo muchos anos viviendo en el exterior, y lo que mas anoro es algun dia poder ir a Barranquilla y ver ese arbolito de plastico con las luces chinas, y los monos rojos y los muneco de nieves falsas. Porque aunque donde yo vivo nieve, la navidad no es lo mismo, donde nadamas te reunes tu media naranja y tus hijos, o si no tienes familia te la pasas en casas de amigos solo envidiando la reunion familiar que ellos tengan. Mientras que en Barranquilla el ano nuevo se disfruta en casa tomando bailando etc, aqui lo hacen en un parque esperar que sean las 12 para que las luces artificiales salgan, y si esta nevando pues encerrado en tu casa. Aunque mi casa huela al delicioso olor que el pino da, es mas la incomodidad que esto causa al tener que agacharme casi como perro para echarle agua todos los dias, y tener que pasar la aspiradora todos los dias para recojer las hojas que todos los dias se caen, y despues para botarlo hay que llevarlo en una camioneta abierta a un basurero, o en cierto dia porque los que recojen la basura no lo hacen de cierta forma o en cierto dia. Aqui se celebra el Hanukah, el Kuanza y la navidad, hay tanta variedad de celebraciones que no es lo mismo ni se siente lo mismo. Con el frio que hace, no hay nadien que tu veas con la maleta alrededor de la cuadra, o la timbradera de los vecinos a felicitarse, porque aqui ni los vecinos conocemos. Muchos envidiarian la navidad gringa, pero la verdad es que no hay nada como la navidad en Barranquilla, con esa brisa Dicembrinas y ese calor humano que aqui no hay. Con el pernil, la hayaca, el guaro etc, que es mas rico y dan ganas de repetir, y no como el insipido pavo tradicional que hacen aca. Ademas de que la navidad tienen ese sabor a carnaval. Cuanto daria yo por estar en Navidad en mi tierra, celebrar el dia de las velitas, la navidad, el ano nuevo, los reyes magos etc. Muchos envidian la blanca navidad que hay en los estados unidos, pero los que estamos a este lado de la charca solo anoramos por estar en la rica y caliente arenosa.